Thread by @EugeniodOrs_

Siguiendo con mis entregas de #MemoriaHistórica, en este hilo voy a descender al detalle, porque el detalle es muy importante. Contextualiza y personifica las escenas. Ayuda a empatizar.

Se llamaba Prudencia Cañellas Ginesta. Les invito a conocerla.

#LaSilenciosaCat

Prudencia nació en un pueblecito llamado Sant Celoni, en la provincia de Barcelona, el día 5 de agosto de 1884, a las siete y media de la mañana. Nació en su casa, como era costumbre, en la calle de la Estación, hoy calle Esteve Magas, esquina con calle San Martín.

Su infancia transcurrió en su pueblo natal, junto a su hermana María, cuatro años mayor. Fueron compañeras de juegos y escuela, y más adelante lo fueron como catequistas en Barcelona. María ingresó como religiosa en el Císter.

Su padre era ferroviario, así que cambiaba de destino con asiduidad. Prudencia tuvo un hermanito, Damián, que ya nació en otro pueblo, en Calafell. Esto hizo que Prudencia pasara de un ambiente de montaña a otro de playa, enriqueciendo su sensibilidad.

Su padre guardaba una estrecha relación con su prima, casada con don Francisco Alsina, comerciante de Manresa. Vivían en Torre Alsina, una preciosa edificación con finca situada en el barrio de El Coll, en la zona alta de Barcelona.

Debido al continuo trasiego de la familia, se decidió que Prudencia fuese a vivir con el matrimonio Alsina. Allí creció y se hizo adulta. Tanto la querían que la nombraron heredera de la Torre y de la fábrica de camisas Alsina, en la calle Consejo de Ciento de Barcelona.

Prudencia llegó a ser la responsable de la fábrica, y el trabajo lo compaginaba con la ayuda a los necesitados. Pertenecía a las Conferencias de San Vicente de Paúl y era católica practicante.

Se volcó, casi sin que nadie se diera cuenta, en la ayuda a enfermos y pobres. Su contagiosa alegría hizo que se ganara el cariño de cuantos visitaba. Los confortaba, buscaba recursos o les encontraba trabajo.

Prudencia conoció a don Ezequiel Aguadé, de quien se enamoró perdidamente. Su familia le desaconsejó el matrimonio por presentar Ezequiel síntomas de tuberculoso. Pero Prudencia se casó. Al cabo de un año, don Ezequiel la enviudó sin hijos.

Prudencia continuó regentando la fábrica de camisas y reanudó su entrega a los más necesitados. Tenía una amiga, empleada, Teresa Roca, que los sábados también le ayudaba con la limpieza de su casa, la Torre Alsina, y los domingos iban juntas a misa.

Mientras tanto, los acontecimientos nefastos que desde 1931 se venían produciendo en España con variable intensidad, en febrero de 1936 fueron gravísimos, y en el mes de julio ya sabemos que llegaron al extremo. El domingo 19 de julio empezaron a afectar directamente a Prudencia.

Ese domingo, desconocedoras de la sublevación que ha estallado en Barcelona, Prudencia y Teresa van, como de costumbre, a misa de ocho, al Santuario de Nuestra Señora del Coll, en el barrio de Vallcarca.

Desde el sábado por la tarde, la turba ha desbordado el centro de la ciudad y se desparrama ampliamente por barrios y pueblos limítrofes. El domingo por la tarde, los hechos vandálicos ya son de dominio público.

El incendio de iglesias, las bombas, la gente armada y las detenciones arbitrarias son abundantes y muy visibles. La gente cree que, aunque horrible, será una tragedia momentánea, y que será debidamente controlada y cortada por la autoridad. PERO NO ES ASÍ.

Lunes, 20 de julio. Un grupo de cenetistas prenden fuego a la iglesia de la Bonanova, y los misioneros del Santuario de El Coll deciden tomar graves medidas de precaución, ya que también han incendiado su residencia. No hay señales de actuación de las fuerzas del orden.

Prudencia y su amiga Teresa se enteran de que los religiosos se han escondido en un colmado. Entonces Prudencia decide alojarlos en Torre Alsina, ya que el colmado no es sitio seguro. En la Torre, rodeada de jardines, será más difícil localizarlos.

Martes, 21 de julio. Los religiosos se trasladan a Torre Alsina. El padre superior se refugia en el centro de Barcelona para poder gestionar pasaportes y con el objetivo de trasladarse todos a Mallorca. El más joven, un novicio, es acogido en una casa cercana a la de Prudencia.

Miércoles, 22 de julio. Los tres religiosos, Prudencia y Teresa viven en Torre Alsina como una familia de cinco miembros. Cada mañana, sobre una alacena habilitada como altar, celebran misa. Al día siguiente recogerían la documentación necesaria para salir de Barcelona.

Jueves, 23 de julio. Por la mañana celebran la misa y consumen todas las hostias, porque esa noche partirían hacia Mallorca. Prudencia les recoge unas camisas de la fábrica, pero cuando va a buscar los pasaportes, no están preparados. Regresa a Torre Alsina a las 13:30.

A las 16:30 llaman a la puerta. A través de una ventana, Teresa había visto llegar un camión de milicianos. Prudencia no permite que baje nadie. Lo hace ella. Baja al jardín y abre la puerta. Se encuentra con un grupo de la CNT. "¿Hay tres religiosos en la casa?".

—Sí.
—Pues que bajen inmediatamente.
Prudencia sube a avisar a los misioneros, que bajan sin la menor resistencia. En cuanto salen al jardín, son acribillados a balazos. Uno cae desplomado y se ensañan con él de tal manera que su rostro queda desfigurado.

El segundo recibe cuatro disparos y también cae muerto. El tercero recibe un disparo en el estómago y cae herido. Con amenazas de muerte, Prudencia y Teresa reciben órdenes de no decir nada a nadie. El grupo se marcha.

Mientras tanto, los que habían quedado fuera, al oír tantos tiros, interpretan que los religiosos iban armados. Llenos de pánico, empiezan a disparar al aire, hasta tal punto que ven un bulto negro entre matorrales y creyendo que es un cura lo cosen a balazos. Era una cabra.

Ante tanto revuelo, los milicianos vuelven sobre sus pasos. Entran de nuevo en Torre Alsina. Ven al religioso herido y lo rematan sin piedad. Entonces toman presa a Prudencia. Otros se quedan en la casa con Teresa y la saquean. No se la llevan porque les convence un vecino.

Gracias a ese vecino Teresa se salva. Murió hace poco, y es uno de los testigos presenciales.
A las once de la noche llega una ambulancia del Clínico y recoge los tres cadáveres. Tras pasar por el depósito, son enterrados en Montjuich, en la fosa común.

En el libro oficial del Depósito Judicial de cadáveres, donde constan los tres religiosos, hay registrados 252 cadáveres muertos por arma de fuego entre la noche del 23 de julio y la del 24 de julio. EN UNA SOLA NOCHE. SOLO EN BARCELONA.

Volvamos con Prudencia. Sobre las seis de la tarde llega detenida al Comité instalado en el número 93 del paseo de Nuestra Señora del Coll (en la imagen). Lo que se encuentra allí es terrorífico.

Allí hay dos monjas franciscanas, atadas a una silla, con el velo pero sin el hábito, desnudas. Las están sometiendo a todo tipo de vejámenes y torturas. También desnudo y maniatado, se encuentra el religioso que se había escondido en otra casa vecina.

Un poco después son incorporadas al grupo otras dos monjas que llegan en otro coche. Les arrancan el hábito y allí mismo son violentadas y golpeadas. Prudencia tiene que cerrar los ojos para no verlo, pero los gritos se le meten hasta las entrañas.

Ya muy entrada la noche, sobre las once, llega al Comité un camión con más milicianos. Hacen subir al camión a las monjas, al religioso y a Prudencia. Suben obedientemente y se ponen a rezar. "Rezad, rezad, que os voy a meter la bayoneta por la boca", les dice el cabecilla.

El camión inicia su marcha. Durante el recorrido, se para varias veces. Los milicianos hablan entre ellos. Desde Vallcarca enfilan la empinada carretera de la Arrabassada. Al cabo de unos minutos se detiene. Los hacen bajar. Los colocan en la cuneta.

Al momento son ametrallados. Entre el hectómetro 1 y 2 del kilómetro 5 de la carretera de la Arrabassada. A las siete de la mañana son encontrados cuatro cadáveres por un lechero, entre ellos el de Prudencia. Pero faltan dos. Dos monjas que fueron heridas pero no murieron.

Una consiguió llegar a una casa cercana. Le dieron leche fresca y le dijeron que se sentara en el jardín. El hombre de la casa, comunista, la delató. Llegó una ambulancia, la recogió, y a mitad de camino le descerrejaron un tiro en la sien. Llegó cadáver al Clínico.

La otra tuvo mejor suerte. Consiguió llegar a otra casa. Al ser portuguesa, pudo ponerse en contacto con el Consulado, que se ocupó de repatriarla a Portugal. Ella es sor Joaquina de Miguel, religiosa de Santa Teresa. Gracias a su testimonio se conocieron estos hechos.

Prudencia fue beatificada en 2007 en Roma, junto a otros 497 mártires. Su fiesta se celebra el 6 de noviembre, y en la iglesia de Sant Celoni hay una placa en su memoria.
Su sangre, y la de tantos otros mártires, es la que sostiene hoy a España. Estoy seguro.
#MemoriaHistórica