Thread by @Antonio1Moreno

El Evangelio de hoy es una de esas joyas por las que dices: “¡Esto
tiene que ser Palabra de Dios!”, porque es paradójico, extraño, fuera de lógica y no tiene sentido para nosotros sin la llave de la fe #HilosDelEvangelio
#DomingoXXIV

El fragmento de hoy es interesante para estudiar la estructura del
Evangelio según San Marcos. Es muy bueno leer del tirón de vez en cuando los evangelios, porque nos dan una visión global que no pillamos si los vamos leyendo a trozos.

Hay una estructura interna de la que no nos percatamos porque nos quedamos en el trozo de la misa del día, y no seguimos
leyendo. Te invito a hacerlo cuando tengas un rato ¡Marcos es el más cortito!

Por lo pronto, aquí el trozo de hoy ciudadredonda.org/calendario­lecturas/evangelio­del­dia/?f=2018­09­16

Este fragmento podríamos decir que es el gozne entre dos partes del Evangelio. En la primera, Marcos trata de explicar que Jesús es el Mesías” ¡Y por eso acaba con esta confesión de fe de Pedro de hoy!: “¡Tú eres el Mesías!”

Y en la segunda, el evangelista va a explicar que Jesús es “el Hijo de Dios”. Y será otro personaje quien lo proclame al final solemnemente, igual que hoy Pedro. Será casi al final del capítulo 15. Ahí te lo dejo
para que lo investigues.

Pues bien, acaba una parte (la de la predicación de Jesús) y empieza otra que acabará en la Cruz. Dice que empezó a instruirlos diciéndoles: “el Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado…”

Y el mismísimo Pedro, que acababa de proclamar que Jesús era el Cristo, salta y dice que nada de eso, que eso no le va a pasar a Él.

Tanto insistió que Jesús le increpa fuertemente: «¡Quítate de mi vista, Satanás!»

Me encanta ver a Jesús mosqueado en los Evangelios

Porque tenemos una tendencia a almibararlo que no corresponde para nada a lo que Él fue. A lo que debe ser un cristiano.

El cristianismo, si es verdadero, es combate, es lucha, no es tibieza ni impasibilidad. El cristiano se rebela, se mosquea ante la injusticia, ante la falsedad, ante la hipocresía, ante el egoísmo.

Y no lo confundas con la ira y la soberbia, tú, que te conozco. Hablamos de ponernos serios ante las cosas de Dios, no de ser un borde o tratar a la gente con violencia y desprecio.

La actitud de Pedro no es distinta a la nuestra en tantas ocasiones. Cuando alguien nos cuenta un mal trance, todos adoptamos esa actitud de falsa esperanza.

Con el moribundo: “ya verás qué pronto te pones bueno”; con el que se ha quedado en paro, “seguro que ya mismo te sale algo”; con el que se le ha ido un hijo de casa, “¡verás como vuelve!”

Parece que el enlace al Evangelio de hoy que puse antes está mal. Lo vuelvo a poner ciudadredonda.org/calendario-lec…

¿Lo que le decimos al moribundo, al parado, etc., lo decimos porque de verdad lo sentimos o porque somos incapaces de afrontar que la vida está cargada de dificultades?

Por no decir, a veces hasta le ocultamos a un familiar que está gravemente enfermo. ¡Habrá mayor derecho que saber que uno se está muriendo para poder prepararse!

Decimos que lo hacemos por él, para que no sufra, pero en realidad somos nosotros los que no queremos sufrir.

Tenemos tanto pánico al sufrimiento que nos hacemos la ilusión de que al final todo va a salir bien. Y tratamos de convencer al otro de que no le está pasando lo que sí le está pasando.

Y no, eso no es así.

La Esperanza cristiana no es como la del mundo, donde abundan los coaching, los gurús del desarrollo personal, los libros de autoayuda que te dicen: "tú puedes, eres el mejor, todo va a salir bien, dentro de ti hay una fuerza invencible…".

Jesús le dice a Pedro, te dice a ti: “¡No seas Mr. Wonderful!”

La vida, amigo, es muy perra. El mundo es muy perro. La gente es muy perra. Y aquí se sufre tela. No me vengas con milongas, no me edulcores la realidad.

Porque el cristiano no vive en las nubes sino aquí, muy pegadito al suelo del que nacimos.

Jesús sabe que va a morir, que lo van a machacar vivo... ¿Y tú me vienes, Pedro, con consejitos?

¿No tengo yo ya bastante miedo para tener que soportar encima el tuyo?

«Tú piensas como los hombres, no como Dios», le dice a Pedro.
-¿Qué piensa un hombre ante el sufrimiento de su hermano?: -“¡Huyamos!”
-¿Qué piensa Dios?:
-“Vayamos a socorrerlo aunque eso nos cueste la misma vida”. Y por eso nos envió a su Hijo.

Y aquí viene la enseñanza incomprensible. Dice Jesús: «Mirad: el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará»

¿Crees que huyendo del sufrimiento te salvas? Todo lo contrario. Es una huida hacia el abismo. Te conviertes en esclavo.

Por miedo al sufrimiento se hacen las mayores barbaridades del mundo. Por miedo a sufrir muchos se drogan (con la droga te olvidas de tu vida), otros roban (creen que el dinero les aliviará), otros matan (sufren porque el otro le hace la vida imposible)…

En realidad todos los pecados son una huida del sufrimiento que nos produce saber que no somos Dios, que nuestra vida se acaba y necesitamos satisfacernos, consolarnos… ¡Carpe Diem!

Satanás, el mismo que habló por boca de Pedro, habla contigo a diario y te mete miedo. Miedo a que tu salud se deteriore, miedo a que tu situación económica vaya a peor, miedo a que no te quiera nadie, miedo a que tus hijos se estropeen… ¡Miedo, miedo, miedo!

Jesús te da las claves para combatirlo: Enfréntate a él, porque en realidad es un cobarde. “¡Quítate de mi vista!”

¿Tienes un problema en casa con un hijo? No huyas, enfréntate, carga con tu cruz. ¿Tu compañero de la facultad te hace la vida imposible? Carga con tu cruz. ¿Tienes una enfermedad que te impide vivir como antes? Carga con tu cruz…

Cárgala, no trates de soltarla, y no trates tampoco de quitársela a los demás. Si acaso, acompáñales y ayúdales a cargar con su peso, pero no la cargues tú toda porque si no, ¿cómo se van a salvar?

Si a tu niño le llevas tú la mochila, le cortas tú el filete y le haces los deberes, lo convertirás en un inútil. Si tu padre o tu madre, tu marido o tu mujer, tu hijo o tu hija o ese novio o compañero tiene un sufrimiento, no los hagas inútiles.

Hay un cuentecillo apócrifo que dice que José, que lo había pasado tan mal al enterarse del embarazo de María, fue a reclamarle un día:

Le dijo: “¿Por qué no me contaste de primera hora que Jesús era obra del Espíritu Santo? Yo te habría creído por que sé que eres incapaz de mentir y me habrías ahorrado muchos malos ratos.

Y dicen que María le contestó: “¿Y quién soy yo para meterme si Dios quería tener ese encuentro contigo?”

El cuento nos explica que aquellas noches sin dormir, aquella amargura, fueron necesarios; eran necesarios para entenderlo todo.

En esa “oscuridad plagada de aullidos” fue donde apareció el ángel que lo consoló y le dio las fuerzas para afrontar la que luego sería una de las misiones más difíciles que un hombre haya llevado a cabo jamás.

No temas al sufrimiento, porque es una realidad que acorrala al hombre allá donde esté. Nadie escapa de ella ¿O porqué se suicidan muchos de los que se suponen que tienen todo en la vida? Porque el sufrimiento les persigue

Mira en las dificultades de tu vida esa cruz que, bien llevada, te hará feliz.

Y al pie de esa cruz, la gente que menos esperas, que te observa y que necesita creer, podrá decir, aunque tú no los oigas, como el misterioso personaje del capítulo 15: “Verdaderamente este era Hijo de Dios”. #FindelHilo