EL ORIGEN DE LOS RESTAURANTES
Abro hilo. Gracias a @Profeta_Baruc por la inspiración
Antaño, como ahora, había hosterías, posadas, tabernas, paradores, mesones u hostales en donde se servía comida a cambio de dinero, como el thermopolium en Roma (snack-bar).
Después de la caída del Imperio Romano, en estos negocios, la comida se servía en mesas compartidas y consistía en un menú cotidiano fijo, dependiendo en lo que se cocinaba cada día. Pero realmente, ¿cuándo comenzó el concepto (y negocio) del restaurante?
La respuesta se remonta a Paracelso (1493-1541), eminente médico suizo que modernizó la medicina con un juicio clínico racional y el modo en que comemos en el occidente.
En la #antigüedad como en el #medioevo, las #ciencias, la #cultura, la #comida, casi todo estaba fundado en los cuatro puntos cardinales, como los cuatro humores aristotélicos de la medicina: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema
o los cuatro elementos de la comida: caliente, frío, seco y húmedo.
Durante la #edad#media, la comida de las clases privilegiadas no estaba fundada en combinación de nutrientes, sino en el balance de sus cuatro elementos.
Muchos platillos eran guisos hechos combinando comestibles secos, húmedos, fríos y calientes de acuerdo a su percepción. Los guisos eran condimentados con sal, azúcar, frutos y especias cocinados por mucho tiempo.
Eran guisados parecidos a los moles de México, los currys de la India, o los tajines marroquíes.
Paracelso dedujo el impacto que esa dieta tenía en diversas enfermedades y padecimientos, como la influencia del azúcar en la caries dental o la carne roja en la gota. El doctor Paracelso propuso dietas para restaurar la salud.
Fue una revolución en la cocina. Estas dietas incluían sopas o caldos sin azúcar, ensaladas con vegetales frescos y un plato principal de carne o pescado, también sin azúcar y sin cocinarlo al extremo. Para terminar, un postre pequeño, azucarado, satisfacía los paladares dulces.
Pasaron dos siglos (alrededor de 1750) hasta que a un francés, Mathurin Roze de Chantoiseau, enfatizando salud y limpieza, revivió la dieta restauradora. Unos años más tarde, el tabernero y panadero Boulanger, vendedor de caldos y sopas en París, popularizó el concepto.
“Venid a mí todos los de estómago cansado y yo os lo restauraré”. Este era el eslogan que el tabernero Boulanger tenía en el muro de entrada de su negocio. Luego entonces, el nombre “boulangerie” en francés.
En 1766 Roze de Chantoiseau mejoró la dieta restauradora como negocio, en un ambiente “restaurador”, tomando atención a los detalles de la decoración.
En 1782, Antoine Beauvillier introdujo la innovación de dar a los clientes una lista, una minuta con el repertorio de los platillos disponibles. Los clientes podían escoger de la carta, o sea, del menú, la combinación de alimentos que deseaban.
Los platillos eran servidos en ¡mesas individuales! En suma, ambiente elegante, servicio amable, cocina superior y bodega selecta. Era un servicio caro y la clientela era exclusiva: nobles, mercaderes pudientes o favorecidos de la corte, como las celebridades de hoy @xtina
La proclamación de la República terminó con el empleo de cocineros que trabajaban para la nobleza. Para continuar ejerciendo su profesión, unos trabajaron para los nuevos negocios y otros abrieron sus propios establecimientos.
La dieta restauradora se difundió. Pagando un precio por platillo, más comensales podían comer la dieta novedosa, tal como se hacía en mansiones y castillos.
A finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, los negocios se esparcieron por toda Europa y por el mundo. Al aumentar la competitividad, los precios bajaron. Las clases medias imitaban a las clases altas al acudir a esos establecimientos y disfrutar,
sin saberlo, la culinaria paracelsiana, restauradora, antes inaccesible.
Curiosamente, el término #restaurante se definió por primera vez en el diccionario de la Real Academia Española en 1803 como “el que restaura” y continuó así hasta la edición de 1914.
En 1925 el #DRAE redefinió #restaurante como “establecimiento donde se sirven comidas”.
Ahora está definido como “establecimiento público donde se sirven comidas y bebidas, mediante precio, para ser consumidas en el mismo local”.
Fuentes: porción no ficticia de la novela Las Trinas Cuadras The Invention of Restaurants, Rebecca Spang, The Oxford Companion to Foods @RAEinforma@RAEinformal Disculpas a @CasaBotin
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Había una vez un profesor de medicina en una prestigiosa universidad que cambió su distinguido puesto para estar a cargo del jardín botánico. Sucedió en el siglo XVIII en Uppsala, Suecia y él, Carl, no era un Carlos cualquiera.
Él fue uno de los más grandes científicos de la historia; quien inició el proceso para crear una nomenclatura científica para clasificar a todos los organismos del planeta. Por ejemplo, cómo se diferencia una vaca de un caballo, o de una cebra o de un burro?
Muy fácil. Se observan y se distinguen claramente sus diferencias anatómicas. La pregunta difícil es: ¿Cuáles son las diferencias desde el punto de vista científico? Siguiendo un patrón que distinga especies, género, familia, etc. tanto externa como internamente.
Cuenta la leyenda que un día la verdad y la mentira se cruzaron.
-Buen día, dijo la mentira.
-Buenos días, contestó la verdad.
-Hermoso día, dijo la mentira.
Entonces la verdad se asomó para ver si era cierto. Lo era.
-Hermoso día, dijo entonces la verdad.
-Aún más hermoso está el lago, dijo la mentira.
La verdad miró hacia el lago y vio que la mentira decía la verdad y asintió.
Corrió la mentira hacia el agua y dijo: El agua está aún más hermosa, nademos.
La verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y confió en la mentira.